Aquell antic missatge de l’amor, de Vicenç Llorca
Cuando uno lee una buena novela de un buen poeta suele notarse, y en el caso de la novela que nos ocupa, se comprueba que es así. ¿Y por qué? Pues porque, por ejemplo, el lector no puede pasar por las páginas saliendo ileso de la fuerza de las palabras, de la belleza de una determinada expresión, de la contundencia de una frase. «Aquell antic missatge de l’amor» (Columna, 2018) está llena de versos, que sorprenden al lector y le obligan a volver a leer la oración para que no le abandone demasiado deprisa: «em pregunto si les paraules d’un petit text poden transformar la novel·la d’una vida». Llorca no sólo nos explica una historia de amor, nos hace reflexionar con los personajes sobre sus vidas y las nuestras, pone los sentimientos en la primera línea del conflicto, sin miedo, con la sensibilidad que nunca se confunde con la sensiblería, con la pasión que sugiere mucho más de lo que enseña. Esto también es poesía, saber suspender la acción para que, al no pasar nada, el lector se funda en el texto para, como dice el propio autor, «transformar la novela de su vida». La literatura, y la poesia en concreto, ocupan un lugar destacable en el libro, no podía ser de otra manera, son la manera que tiene Llorca de contarnos lo que pasa. De esta lectura uno sale transformado, igual que los personajes protagonistas. Ya nada volverá a ser como antes. Estoy seguro de que cada lector encontrará temas y situaciones para interpretar la novela en un sentido u otro, éste es otro rasgo de la buena literatura. Esperemos que sean muchos los que lo hagan. ¡Feliz lectura!