RAGTIME, de Francesc Garriga

por carles66

Tuve la suerte de compartir un almuerzo con Francesc Garriga en el que nos comentaba (estaban también Montserrat Altarriba y Climent Forner) la aparición de este libro y, con esa tan socrática humildad que da la auténtica sabiduría, le quitaba importancia. Pues bien, tras la lectura de Ragtime debo decirles que este libro es una auténtica maravilla. En sus 52 páginas nos encontramos ante la reflexión de un yo poético que puede ver la vida transcurrida con la perspectiva de los años, que reflexiona sobre el futuro y que, con el apoyo de los amigos y de la poesía, encara el futuro entre el escepticismo, la fe, la confianza y la desazón. Una poesía humana, entrañable, diáfana en su expresión y estricta en la selección de las palabras, en la depuración de la lengua. El lector encontrará una poesía cómplice en la que se sentirá gratamente correspondido. El libro está bellamente editado  por Labreu edicions y apareció en septiembre de 2011. Les dejo con dos poemas: uno en versión original, especialmente dedicado a mi amigo Jordi Rincón y los amigos de El vaixell d’Odisseu (poco a poco va creciendo esa antología sobre la presencia de los clásicos en la poesía actual) y el otro en traducción. ¡Feliz lectura!

pels grecs, els déus justificaven
les passions més nobles
(i també les més baixes).
van ser pensats per explicar-nos
el que s’escapa a les paraules.
el temps és seu. es reparteixen nits i dies.
gelosos de la seva eternitat,
escandeixen l’amor i el desamor
com versos que s’escapen del poema.
segueixen sempre púbers, joguines de l’atzar i el desig.
nosaltres, els més grans, els cobegem.
seguim tossuts el cos més clar,
perfecte en l’aire i en el marbre,
per retrobar dels dies morts
el tros de joventut que va ser nostra.
tentinegem per tornar a casa.
l’hivern ja ha començat.
segur que ens mereixem uns ulls benignes
i un cop de mà.

en la otra punta de este hilo de vida, ¿hay alguien?
solamente que esté
no hace falta que diga nada.
que haya alguien que me oiga
quiza ya sea suficiente
para hacer real mi discurso
y no saberme un forastero que busca
caminos de luz por bosques donde la noche
se enreda entre las ramas del silencio.
Quizás es que en vano vivo atado al hilo
de mi espacio.
Por lo menos que sepa, quien sea,
que sí que le he hablado, y que quería
respuestas.